Ira pandémica, la otra epidemia social

por | Oct 28, 2022 | Ex-Ante

¿Has sentido que las personas a tu alrededor reaccionan airadamente frente a situaciones más bien circunstanciales? Hoy en día un simple desencuentro en la calle, mientras conduces o cuando vas camino al trabajo en el transporte público, puede terminar en una pelea. Si bien podemos pensar que estamos frente a una sociedad cada día más agresiva y violenta, lo cierto es que esto también responde a la herencia que nos ha dejado la pandemia y el encierro en el momento más duro de la crisis sanitaria.

Para Ignacio Puebla, psicólogo y jefe del departamento de Factores Humanos de Mutual de Seguridad, reafirma esta situación con la siguiente reflexión “La pandemia ha significado un vaivén de emociones muy fuertes. Yo diría que un común denominador ha sido la ansiedad, agresividad y el miedo, que se han presentado y disfrazado con distintos trajes como la ira desde el inicio de la pandemia hasta el día de hoy”. 

En un artículo publicado por la Revista Greater Good Magazine de la Universidad de Berkeley, el especialista Raymond Novaco, experto en ira de la Escuela de Ecología Social de la Universidad de California, en Estados Unidos explica cómo ha desarrollado formas de ayudar a las personas cuya furia interior se ha descontrolado. “Estamos viviendo en una incubadora de ira”, dice acerca de los actuales tiempos. “Sólo puedes encerrar a las personas por cierto tiempo antes de que comiencen a portarse mal”.

“La incertidumbre de la epidemia —cómo se originó, qué ha hecho el gobierno al respecto y la falta de claridad sobre políticas sensatas— inevitablemente frustra y desmotiva a la gente. Eso va más allá de no poder ver a otras personas y tener interacciones normales o continuar con el trabajo. Muchas personas experimentaron un largo y frustrante listado de malas experiencias. Perdieron su fuente laboral, perdieron a seres queridos y se vieron obligados a reinventarse. Cuando suceden tales cosas, tienes más puntos de fricción. Cuantos más puntos de fricción, más enojada se pondrá la gente”, explica Novaco.

Un contexto que además tiene como ingrediente especial: la crisis social, la inestabilidad económica, la inflación y la constante polarización política que se vio reflejada en las más recientes elecciones que vivimos a lo largo de todo 2021 y 2022.

La rabia: una emoción propia del ser humano

Pero no es un pecado sentirse enojado, frustrado o iracundo. De hecho, es una respuesta natural de los humanos de lucha o huida. Nos da energía para enfrentar obstáculos y necesitamos perseverar. Además, es un detector de relevancia: si comienzas a sentirte enojado, tu sistema te está diciendo que está sucediendo algo que es relevante para ti y tus necesidades. Tiene valor comunicativo en todo tipo de interacciones. Algunas personas no llegan a decir que algo les molesta o que algo anda mal, ya sea en una relación o en una situación laboral, hasta que se enojan y lo expresan. El valor está justamente en esto último, identificar que algo te molesta y cómo canalizarlo de la mejor manera posible.

“También tiene valor potenciador. Todos los movimientos sociales que he visto en mi vida surgen a causa de la ira. Ayuda a las personas a hacerse cargo de lidiar con la injusticia o la victimización”, complementa Novaco.

Desafortunadamente, tiene muchas otras funciones. “La ira reduce nuestra atención de una manera que nos impide procesar otra información atenuante. Tenemos problemas para ver una situación de una manera diferente o ver que no es exactamente lo que pensamos que es”, dice el académico de la UCLA.

Si bien, la ira no es un problema como tal; pero cuando se vuelve demasiado frecuente y ocurre demasiado rápido; cuando dura demasiado; y cuando se manifiesta como un comportamiento físicamente agresivo y violento, es un tema de preocupación.

¿Cómo controlar la ira?

La respuesta puede ser un poco obvia, pero el primer consejo es no enojarse demasiado. Es importante comprender el sistema cognitivo que conduce a la ira, entender qué es lo que nos molesta tanto y por qué. También hay un sistema de excitación fisiológica -qué tan preparada está tu red neuronal y fisiológica para excitarse desde ya- que también es importante abordar. “A menudo enseño a la gente técnicas de respiración profunda, así como relajación muscular progresiva. Cuando puedes llevar toda tu anatomía física a través de un procedimiento de relajación muscular progresiva, es muy relajante y eso ayuda”, dice Novaco.

En esa línea, tomar conciencia de la agresividad y violencia imperante en la sociedad, de la necesidad de retomar el control de nuestras emociones, además de comprender el rol que cada uno tiene frente al bienestar social, puede ser un buen comienzo. Para esto es recomendable establecer algunas rutinas que contribuyan a nuestra tranquilidad emocional como tomarse un tiempo para descansar y desconectarse, respirar hondo y regresar con la mente despejada frente a una problemática, es una recomendación para considerar.

“El control de la ira no se trata de poner una tapa a una olla hirviendo, contener la respiración y contar hasta 10. En primer lugar, se trata de regular los estados internos problemáticos cuando ocurren y ganar algo de resiliencia para manejar provocaciones cada vez más difíciles. Cuando estás más tranquilo, te ayuda a resolver problemas que te causan infelicidad, irritación y frustración”, finaliza el especialista en el manejo de ira.

Sin perjuicio de lo anterior, cuando la irritabilidad es permanente, nos sentimos frustrados y no logramos controlar la agresividad o el enojo, siempre es recomendable buscar ayuda de un experto.

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