La otra epidemia – la del agotamiento laboral – aún no tiene una vacuna

por | Dic 7, 2020 | Empresas que cambian

El COVID-19 ha cobrado numerosas víctimas a través del mundo, pero no nos referimos tan solo a las lamentables muertes que el virus ha provocado – la salud mental de la fuerza laboral global es una preocupación importante, sobre todo porque, como lo ha señalado el gobierno, de manera preventiva, toda la Región Metropolitana debe retroceder a Fase 2. 

Durante la primera ola, el aislamiento social y el temor generado por la pandemia ya habían comenzado a afectar la salud emocional de las personas, sumado además a la incertidumbre económica y a la preocupación por los contagios de seres queridos. En marzo, ya más de la mitad de los adultos en Estados Unidos reportaban estar padeciendo algún grado de estrés psicológico.

UN PELIGROSO CÓCTEL LABORAL

Por si fuera poco, el contexto laboral ha sido complejo por sí mismo durante el 2020. En aquellos periodos de cuarentena, muchas compañías se vieron en la necesidad de desvincular o suspender contratos a gran parte de sus empleados y empleadas (díselo a los 10 millones de trabajadores y trabajadoras del Reino Unido que se fueron con permiso a sus casas en noviembre), añadiendo así aún más presión a quienes mantuvieron sus puestos.

El trabajo remoto tampoco ha estado libre de complicaciones, como te habrás dado cuenta tras casi un año ejerciéndolo. Lo que en ciencias sociales se conoce como la “barrera de vida y trabajo” -es decir, aquellos límites que usamos para separar el trabajo de nuestra vida personal- se encuentra cada vez más difusa. Esto significa que los empleados y empleadas tienen problemas para refrescar su estado de ánimo, puesto que viven y trabajan en el mismo lugar: su hogar.

EL EFECTO DOMINÓ DEL AGOTAMIENTO

Estos 2 factores son un gran tema para las organizaciones, e incluso podría haber iniciado una nueva pandemia en el lugar de trabajo: el agotamiento.

El agotamiento –o “burn out” (“quemado”), como se conoce en inglés- es una respuesta prolongada a factores crónicamente estresantes en el trabajo, tanto emocionales como interpersonales. A pesar de haber sido publicado una investigación completa acerca de esta condición en la Annual Review of Psychology, el cual ha sido citado más de 20.000 veces en 20 años, el agotamiento fue recién reconocido como una aflicción médica por la Organización Mundial de la Salud en mayo de este año. Y, sin embargo, un reporte publicado por la firma Robert Walters señaló que casi la mitad de los gerentes entrevistados en el Reino Unido temen que sus empleados y empleadas sufran de agotamiento.

Como ves, el fenómeno no es nuevo –numerosos estudios han permitido observar ciertos mecanismos de contagio emocional que genera el agotamiento: las personas “se sintonizan” con las emociones de los demás. Cuando hay ciertos empleados deprimidos y exhaustos, es más probable que traspasen esos sentimientos a otros, afectando también el estado mental de sus colegas.

Pero hay otro mecanismo que tomó aún más protagonismo durante la pandemia: debido a que muchas compañías se encontraban cortos de fuerza laboral, el agotamiento de los empleados desvinculados terminó por transferirse a los restantes, acentuando la presión y el cansancio que sentían.

La situación fue particularmente grave dado que muchos trabajadores ya se presionaban a sí mismos para obtener un rendimiento superior y, en el contexto del teletrabajo, su contribución fue más difícil de ser evaluada y reconocida por su jerarquía y sus pares.

PARA ESTO, NO EXISTE VACUNA

¿Cómo se soluciona un brote de agotamiento en la oficina? Lamentablemente, no existe una cura milagrosa ni una vacuna perfecta – y la situación probablemente empeore si las organizaciones, públicas y privadas no priorizan la temática de salud mental en sus equipos. Las condiciones económicas generales seguirán deteriorándose, añadiendo más y más presión para el logro de las metas.

Sin embargo, las investigaciones existentes muestran que sí hay formas de mitigar el aumento del agotamiento. Como era de esperar, el apoyo social de colegas, jefaturas, amigos y familiares es fundamental. A su vez, la cordialidad y el apoyo entre pares deben estar profundamente anclados en la cultura empresarial.

El lado esperanzador de todo es que, con las nuevas herramientas de análisis laboral, podrán monitorear antes y mejor las alertas tempranas de cansancio, permitiendo así una rápida canalización del apoyo social y laboral para quienes más lo necesitan. Al igual que con el COVID-19, al virus del agotamiento lo vencemos entre todos.

Por Equipo Espacio Mutuo

Mutual de Seguridad

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